martes, 15 de diciembre de 2015

Los niños y los cambios

Si ya es difícil para uno como adulto enfrentarse a un cambio como una mudanza, donde se produce tal estado de estrés (recordemos que las mudanzas de residencia ocasionan la segunda causa de estrés en las personas, seguidas por la muerte de un familiar) que descoloca psicológica y emocional mente a los niños/adolescentes de la familia por todo lo que ello implica:


  • Cambio de residencia, que puede traer aparejado
  • Cambio de colegio
  • Dejar a los actuales compañeros
  • Despedirse de los amigos
  • Acomodarse a un nuevo hogar, país, colegio o todo en un combo...
  • Asimilar los cambios de tradición y cultura
  • Adaptarse a lo nuevo, lo diferente.
  • Encontrarse en ese "caos" 
  • Ir haciendo nuevos amigos.
  • Encajar en el nuevo colegio y en el grupo de compañeros ser aceptado/a.
  • Disfrutar del cambio, etc
Pensar seriamente como padres y adultos que la elección del cambio no fue tomada por los niños, quienes tienen que aceptar por las buenas la decisión.

¿Pero cómo reciben ellos esta decisión?

Al comienzo es una batalla que deben combatir con ellos mismos y con los padres que tuvieron la mala idea de querer mudarse cuando ellos no tenían la necesidad de ningún cambio ni se lo habían planteado.
Se llenan de incertidumbres porque la mudanza la ven como alga abstracto, no se imaginan, porque no pueden o no quieren una vida diferente a la que estaban llevando.
¿A dónde voy a ir? ¿qué va a ser de mis amigos? ¿los seguiré viendo?
¡Cómo será la nueva casa? ¿el otro colegio? ¡qué compañeros tendré? ¿seré bien aceptado?
Estos entre otros interrogantes que se hacen en su mente porque no son capaces de transmitir tantas cosas que les preocupan.

La preocupación más importante es lo que pasará en el otro colegio. La relación que tendrá con los compañeros, si surgirán amistades.
Por eso es muy importante que se vaya familiarizando de a poco con el entorno y tener en cuenta que durante los primeros dos meses será un período de adaptación.

General mente, esta adaptación se hace en forma muy rápida y sin inconvenientes, aunque todo dependerá de la edad del niño y la contención que tenga por parte de los padres y maestros.


Según NETDOCTOR:ES, los síntomas que pueden aparecer en los niños son:



En los niños pequeños:

  • Comienzan a chuparse el dedo
  • Mojan la cama (se hacen pis)
  • Se aprecia una irritabilidad y un comportamiento extraño.

En los niños más mayores:

  • Síntomas de depresión y retraimiento
  • Pierden las ganas de comer
  • No duermen bien
  • Se vuelven tímidos y callados
  • Pueden mostrarse irritables y agresivos

En los niños mayores pre-adolescentes:

  • Alteraciones del sueño
  • Dificultad para concentrarse
  • Dolores de cabeza
  • Dolores de estómago
  • A veces, comportamientos agresivos y antisociales. Mienten e incluso pueden inclinarse hacia el robo.
Fuente: Netdoctor.es

¿Qué hacer como adultos para ayudarlos?

Hablar con ellos, explicarles como podamos y de acuerdo a su edad los motivos de la mudanza. Ser sinceros y explícitos. Concisos en los puntos y explicaciones.
Darles la oportunidad para que hablen y expresen sus deseos, temores y contestar a todas sus preguntas, de esta forma les daremos confianza.
En la casa nueva, dejarles que elijan su cuarto y la forma de decorar lo, amueblar lo, etc.
Hacerlos partícipe del momento que se vive y vivir lo en familia, no apartándolos.
Hablando les del nuevo colegio y buscando siempre el lado positivo del cambio.
Explicarles que los amigos seguirán estando en contacto, ya sea por visitas o a través de los medios tecnológicos.

Si bien la mudanza en sí es un trastorno para toda la familia, somos los adultos los encargados de conciliar el tema con los niños/adolescentes. Somos los responsables de la decisión.

Una mudanza es una experiencia más en la etapa del individuo y como tal debemos aprender de ella y rescatar todo lo bueno. La familia puede unirse en esta etapa para saber más unos de otros, conocernos en otra faceta. 

Acompañar en este aprendizaje es esencial y necesario.



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