jueves, 4 de julio de 2013

Adopción o Hijos biológicos: ¿qué cambia?



 Sobre el tema adopción hay mucho para decir. Nadie mejor para ello que quienes lo han experimentado.
Nos gustaría recibir comentarios o hacer una entrada contando la experiencia de padres o hijos adoptivos.
Mientras esperamos recibirlas, Inma nos deja esta entrada, muy interesante.

La adopción es una alternativa más que permite tener hijos a aquellas personas cuyo deseo es convertirse en papás.

Actualmente, no sólo eligen la adopción aquellas personas o parejas que no pueden tener hijos, si no que se convierte en una opción más para muchas familias.

Tras la aparición de modelos familiares cada vez más diversos, las razones son varias: adoptar un niño después de haber tenido hijos propios, vivir la paternidad o la maternidad en solitario, parejas del mismo sexo que quieren tener hijos…

Además, cada vez son más las adopciones que se realizan en el extranjero.

¿Qué se necesita para adoptar?, ¿puedo adoptar a mi edad?, ¿es más difícil si no tengo pareja?, ¿cuánto duran los trámites?, ¿cuánto cuestan?, ¿dónde debo dirigirme?, ¿adopción nacional o internacional?... estas son algunas de las principales dudas a las que se enfrentan los padres cuando se plantean adoptar.

Qué tener en cuenta antes de decidir, los requisitos, las entidades y los trámites necesarios, cómo elegir el país, la adaptación, qué cambia respecto a un hijo biológico…

Adoptar o tener un hijo biológico es, en lo esencial, lo mismo. La determinación, el compromiso, el amor y el vínculo son los mismos.

Sin embargo, cuando una pareja decide quedarse embarazada, se trata de unos padres buscando un hijo. Mientras que, la adopción consiste sobre todo en un niño que necesita una familia.

En la adopción lo más importante es el interés y los derechos del menor. Los trámites de adopción son un mecanismo encaminado a proteger al niño y encontrarle una familia. El derecho de los padres o un hipotético derecho a adoptar quedan en segundo plano.

Otra de las principales diferencias entre la maternidad biológica y adopción es el miedo a “lo que viene después”, a las posibles complicaciones: ¿se quiere igual a un hijo adoptado? ¿y de otra raza? ¿Cómo se adapta un niño de otro país? ¿Y si no se adapta? ¿Y si el pequeño tiene un trastorno o una enfermedad?

Estos miedos son normales, del mismo modo que surgen preocupaciones y dudas ante un embarazo. Es más, la maternidad biológica no está exenta de riesgos de este tipo y, de ningún modo, es sinónimo o garantía de que todo vaya a ser fácil o perfecto.

Una vez se ha tomado la decisión empieza el proceso burocrático: hay que comprobar que se cumplen los requisitos y contactar con las entidades y autoridades que tramitarán la adopción.

También es importante decidir entre las dos vías de adopción existentes: la adopción nacional o la adopción internacional.

Y lo más importante: no hay que olvidar que presentar una solicitud de adopción no significa que finalmente se produzca. Hay que tener mucha paciencia, saber esperar a ese ser que se está deseando para darle todo el amor que necesita y el que estamos dispuestos a entregar.
INMA




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