El mayor, formal y responsable; el
pequeño, rebelde y creativo; los del medio, sociable. Una teoría psicológica
atribuye al puesto entre hermanos una huella indeleble en la personalidad, pero
¿qué hay de cierto en ello?
Todos estos rasgos, cuadran con los que los seguidores
de la denominada teoría del orden de nacimiento atribuyen a los hermanos
mayores, medianos y pequeños. Según esta tesis, algo tan arbitrario como el
hecho de los eslabones intermedios condiciona, y mucho, la personalidad de cada
uno. Esta teoría dice que los caracteres de las personas son diferentes porque, según cuando hayan venido al mundo,
utilizan distintas estrategias en su búsqueda del favor paterno. Pero ¿hasta
que punto el modo de ser de cada uno viene marcado por ese detalle?
Entonces…¿Por qué somos como somos? “los padres no
tratan igual al primer hijo que a los otros, aunque lo intenten. Es probable
que la cantidad de atención que le dediquen sea mayor, que hablen más…Y él,
además vive en un mundo ordenado, explicado, en el que trata de satisfacer las
expectativas de los adultos”, señala María José Díaz-Aguado, catedrática de
psicología de la Universidad Complutense de Madrid. A eso se suma el hecho de
que este ejerce después de mentor del resto de prole, lo que hace que se
identifique más con la autoridad, con el statu quo, mientras que los que vienen
después tienen a rebelarse.
Los primeros ganan, además, en inteligencia. Según un
estudio de la Universidad de Oslo, que analizó el cociente intelectual de cerca
de 250.000 varones jóvenes, se sitúan 2,3 puntos por encima de los segundo y a
3,4 de los terceros. Los segundos solo remontan la diferencia cuando el mayor
ha fallecido, es decir, al desempeñar el rol del primogénito. Es más, una
investigación realizada por la consultora Vistage destacaba que el 43% de los
presidentes de grandes empresas son hermanos mayores, 33% medianos y el 23% pequeños;
y esa supremacía se extiende también a los presidentes estadounidenses, a los
premios Nobel y a los astronautas. Hay análisis incluso, que apuntan a que
ganan más. Este estudio indica que ellos copan las organizaciones
gubernamentales, las ingenierías y las tecnologías de la información; los de en
medio, derecho y educación; y los últimos de la camada, arte, diseño y
periodismo.
El humor es uno de los recursos que según esta teoría,
suelen utilizar los que nacen en último lugar, que además son más provocadores,
abiertos a nuevas ideas y experiencias y, puntúan más en cordialidad y
amabilidad. Todo esto les hace proclives a escoger profesiones poco
convencionales o caminos nuevos. Son los rebeldes de nacimiento, los que con su
impulso innovador hacen avanzar al mundo: Mozart, Copérnico…
¿Y los del medio? Un puzzlee, “Eso de no tener muy
definido mi sitio en la familia, de ser la hermana-bisagra, de que si empezaban
por arriba no era la primera, y por abajo, tampoco, puede que me haya llevado a
querer llamar la atención…Hubo una época en que buscaba la aprobación de todo
lo que hacía. Pero con el tiempo he
aprendió a verle cierta ventaja, porque tengo la sensación de no estar tanto en
el punto de mira”, relata Belen, de 39 años, la mediana de tres hermanas.
Para los expertos, sin embargo, el beneficio es otro:
“Nacen en un mundo en el que ya hay otros niños y tienen más oportunidades para
compararse y resolver conflictos. Viven la experiencia de la socialización en
su microcosmos desde el principio”. Por eso parecen más sociales, negociadores
y apaciguadores.
Más allá de coincidencias ¿hasta que punto es válida
esta teoría?. El orden de nacimiento puede influir en determinadas
características psicológicas pero no las determina: se trata de una tendencia
que en muchísimos casos no se cumple. Los expertos señalan que existen otras
variables, como el nivel cultural de los padres, la edad, la distancia entre
los hermanos, el sexo…
Sería poco científico decir que alguien, por se
primogénito, va a tener cierto perfil. No es verdad. Puede influir, pero
siempre teniendo en cuenta otros factores. No es lo mismo un varón con dos
hermanas pequeñas gemelas que el cuarto de seis chicos.
En lo que sí parece haber acuerdo es
en el reparto de papeles entre los hermanos. Como si la familia fuera una
compañía de teatro en plena representación. Aquel personaje que ha sido ocupado
por otro, es excluido por los siguientes. Si el primero es estudioso, los demás
desecharán esa cualidad, el segundo pasará a se el simpático o el deportista.
Hoy sin embargo, la mayor crítica que amenaza a esta teoría de orden de
nacimiento no procede del mundo científico, sino de la realidad. En una
sociedad en la que un 57% de las familias no tienen hijos y un 23% lo tiene
único, chicos con más de un hermano y aún más con ocho como en algunas
familias, constituyen una rara clase de privilegiados.
INMA
Es cierto que si bien uno intenta criar a sus hijos de la misma manera, no siempre ocurre.
ResponderEliminarEs cierto que la atención que se le presta al primer hijo no suele ser igual que al último.
Y cada uno de los hijos son diferentes. El último, el más mimado y al que más se le permite.
El del medio suele ser el más independiente
Como madre de tres hijos, puedo dar crédito que es así.
Por eso la imporancia de dar a cada uno lo que requiere, necesita y evitar las comparaciones entre ellos.