domingo, 12 de julio de 2015

¡Socorro! ¡El desorden me invade!

¡Ay, siii!

¿Tienen en su casa un niño o adolescente desordenado?

Si, ese niño o adolescente que debe pensar que los roperos en las habitaciones están de adorno, porque la ropa, zapatos, están fuera de ese espacio en el cual  DEBEN ser guardados.

O tal vez, pensándolo bien, hayan llegado a un acuerdo con éstos... No sé. probablemente sus pertenencias sufran de claustrofobia... Porque no es una, ni dos, ni tres, ¡¡Miles de veces intentando que las cosas estén en su sitio!!!

Y ya puestos a hablar, si hablamos de sus cuadernos, libros y apuntes, más de lo mismo.... Lo peor es que cuando una intenta poner orden, te gritan: -¡No toques nada!- Déjalo como está que luego no sé donde tengo las cosas-... Alucinante como del desorden hacen su propio orden.

Entonces, una como madre, le vuelve a explicar que cada cosa tiene su sitio y le dice:
-¿Te acuerdas cuando iba s a Infantil y te cantaban a ordenar, a ordenar cada cosa en su lugar?
-Con lo ordenado que eras de pequeño...-

A una madre le cuesta quemar etapas, pero más cuesta que hábitos que crearon en éstas, se hayan esfumado y evaporado. Tal vez haya sido durante el crecimiento que tuvieron que borrar datos del cerebro para dejar cabida a algo más interesante que recordar que el orden es necesario en la vida porque lo contrario a ello es el caos, que provoca que las cosas no estén en su sitio, no se desarrollen de forma ordenada. El orden transmite seguridad, confianza, disminuye el estrés, es una norma de convivencia y ayuda a la persona a llevar su vida de forma más prolija y limpia.

Por eso mismo... un poco de orden no estaría mal, ¡Por favor!






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