martes, 30 de julio de 2013

Las aventuras de Doroteo y Pedro



Aquella tarde al llegar a casa, en una ciudad de Indonesia donde vivían Doroteo y Pedro, que eran dos hermanos parecidos, se fueron de paseo y se encontraron con una carta dorada y empezaron a leerla con mucho entusiasmo. La carta decía que el que encontrara el tesoro e hiciera todo lo que podía, viviría muchas aventuras. Los dos hermanos decidieron hacer todo lo que en ella pusiera, además como ya eran mayores de edad, pues Pedro tenía dieciocho años y Doroteo diecinueve, no tendrían que pedir permiso a sus padres para que le dejaran irse de aventuras por todo el mundo.
Estaba todo decidido iban a ser detectives por sesenta y dos días. Corriendo fueron a la tienda de Ruperto que era un señor que vendía de todo. Doroteo y Pedro pidieron una avioneta verde y pagaron por ella doce mil euros. En la avioneta guardaron todo lo que creyeron que les haría falta en un viaje de aventuras.
Salieron a las diez de la mañana siguiente, pero por mala suerte en el trayecto se les rompió el mapa y tuvieron que aterrizar en Madagascar. Allí conocieron a un señor que se llama Marcelino y a su Doberman llamado Dado de color anaranjado. Marcelino les dijo que si querían ha Dado se lo regalaban. Doroteo y Pedro pensaron que era buena idea y así Dado los podría proteger en caso de emergencia. Dado corrió hacia el bosque y empezó a gruñir, había olido a un oso pardo.
El oso pardo corrió hacia Doroteo y le mordió. Pero cuando volvieron, Marcelino lo encontraron envenenado en el suelo. Entraron en la casa y encontraron un diario plateado donde decía que los herederos eran Doroteo y Pedro. La herencia era un avión muy grande y por suerte su avioneta estaba rota.
Decidieron seguir su viaje en su nuevo avión, cuando llegaron a Inglaterra descansaron en un hotel y estuvieron unos días ahí, también conocieron a unos detectives que se llaman Eduardo y Águeda  porque estaban buscando a un malo llamado Dámaso que robaba. Dado olfateaba otra vez y encontró una cascada, lo siguieron, encontraron la cascada y oyeron voces. Corrieron hacia las voces y vieron a Dámaso y a un diablo que se llamaba Nadal. El diablo desapareció. Águeda desarmo a Dámaso y Eduardo saco sus esposas para arrestar a Dámaso y lo llevaron a la cárcel.

M.

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