viernes, 8 de marzo de 2013

BIENVENIDA

Bienvenidos al blog de Expresándonos con los niños
Vamos a comenzar este espacio con un cuento para niños entre 4 y 6 años de edad titulado.... 

La jirafa caprichosa 


Erase una vez en la selva una jirafa llamada Anacleta.
Lo único que la diferenciaba del resto de las jirafas, era su comportamiento.
¡Anacleta era muy caprichosa!  
¡No había día que no hiciera un escándalo y llorara incluso por las noches!
Sus padres ya no sabían qué hacer y el resto de los animales no soportaba sus llantos, por eso, un buen día decidieron reunirse todos para encontrar una solución al problema.
Algunos dijeron de echarla del círculo de animales, pero obviamente noooo. Otros hablaron de ponerle algo en la boca para tapársela, pero no era conveniente...Y alguien se animó a decir que lo mejor era hablar con la misma Anacleta para saber qué le ocurría.
Pues bien, todos se miraron y empezaron a buscar con las miradas a ese animal que se animase a solamente intentar hablar con ella, ya que si sus padres no lo lograban... Difícil sería la tarea.
De pronto, todos los ojos se posaron sobre la ardilla, quien sorprendidísima, preguntó:
-¿¿Por qué yo??-
-Porque eres pequeñita, puedes subirte a Anacleta por sus largas piernas, lomo , cuello y llegar hasta sus orejitas- dijo el elefante
-Vale- contestó ardilla, -Iré ahora mismo-
Todos los animales ahí reunidos, se quedaron mirando como la ardilla iba en busca de Anacleta, a quien encontró....LLORANDO
Casi sin que la jirafa se diese cuenta, ardilla trepó por su cuerpo y al llegar a la oreja izquierda, se dió cuenta que había algo ahí.
La ardilla le hablaba a la jirafa, pero ésta ni caso, seguía llorando, hasta que el  diminuto animalito, tiró con sus patitas de algo que tenía clavado Anacleta hasta que logró quitarlo. Era un palito con espinas. La ardilla se puso a pensar y...¡Claro!
Anacleta dejó de llorar...
¡¡Pobre jirafa!! Todos, inclusos sus papis, pensaban que lloraba de caprichos. Pero no, Anacleta tenía motivo para llorar, porque la ramita del árbol, le estaba haciendo daño.

Y colorín, colorado, este cuento, se ha acabado

Verónica (autora)

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