Cuando vamos a contar un cuento a un niño o a un grupo, lo importante es saber captar la atención de quien o quienes nos van a escuchar.
Si la persona encargada de leer un cuento no lo expresa, no está motivando.
Para ello se necesita practicar el arte de narrar.
Lo mejor será que como narradores o cuentacuentos, nos aprendamos el texto.
No se necesita memorizarlo, ya que un cuento permite variaciones, y usar la imagianción para sorprender a nuestros oyentes, es un muy buen consejo.
Cada personaje necesita una determinada voz, que le pondremos dependiendo de las características del mismo. De esta forma los niños, o por qué no adultos, identificarán mejor a los protagonistas del cuento.
Y muy importante enfatizar las preguntas, admiraciones, sorpresas y sentimientos. Expresar con nuestra cara lo que vamos contando, acompañar con gestos, creer la historia, tener seguridad y confianza, mirar las caras y prestar atención en que estamos consiguiendo el objetivo, que será atrapar, tener¨hipnotizados¨ por unos minutos al grupo.
Saber encontrar en nosotros las herramientas necesarias que se requieren en cada momento
Narrar el cuento dependiendo de la edad del grupo y usando un vocabulario comprensible.
Disfrutar de la narración, porque si nosotros lo hacemos, lograremos que el resto disfrute con nosotros.
Como todo, la práctica llevará a que en el futuro las narraciones salgan cada vez mejor.
¿Otro Consejo?
Colocarnos en casa frente a un espejo al narrar, así nos estudiaremos niuestras expresiones.
Como educadora y por mi profesión, amo narrar cuentos .
Verles las caritas transformándose a medida que transcurre la narración y lo que ellos expresan sin darse cuenta, no tiene precio.
No hay edad de grupos para narrar. Un cuento infantil, adáptándolo, haciéndolo interactivo, puede ser disfrutado por niños, adolescentes y adultos.
Próximamente, más consejos y experiencias
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