En vez de vestidos usa camisón.
Todos los domingos se come un melón,
y a las madrugadas-para conservar su tez fresca y clara-
jugo de limón.
Hay en su ropero conejos y gatos,
loros, ranas, tordos y en el entrevero
Hay en sus baúles paraguas, sombrillas,
canastas antiguas, raros abanicos
que en lo oscuro brillan,
muy viejos sombreros y una tortuguita
con ojos de acero.
Guarda en sus cajones plumas de avestruz,
uñas de leones, echarpes de tul,
y cien dibujitos hechos por ratones.
A veces de noche, entra en el espejo
-con marco precioso de oro muy viejo-
y por un camino poco conocido
llega hasta la luna a buscar merengues
y pasas de uva.
Después se entretiene cantando
y jugando a las escondidas
con dos estrellitas que son sus amigas.
Hasta que cansada baja hasta su cuna
por un rayo tenue de luz de la luna.
Porque duerme en cuna
mi linda Tía Chon,
con muchos volados de raso y linón.
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